Global. La caída en la expectativa de los consumidores de la inflación de largo plazo medida por la Universidad de Michigan (probablemente influenciado por la baja en los precios de los combustibles), ha mejorado el ánimo de los inversores (a pesar de que las expectativas siguen siendo altas desde una perspectiva de mediano plazo).
Luego de que la inflación de junio fue peor a lo esperado, las expectativas de una suba de tasas más agresiva (100 bps en julio) se habían disparado pero con estos datos y las palabras de algunos funcionarios de la FED, las expectativas cedieron, bajaron las tasas y las bolsas recuperan terreno.
No somos tan optimistas. Si bien los precios de materias primas han cedido bastante y el dólar fuerte ayuda a moderar la inflación; la existencia de un mercado laboral muy ajustado y los índices de difusión mostrando que más del 70% de la canasta del IPC crece a un ritmo anualizado superior al 4% (y en ascenso), son señales para ser muy cautos respecto a lo que puede pasar en los próximos meses con los precios y con la acción de la FED.
Los mercados abren así:
Local. Los comentarios del fin de semana que trascendieron aportaron poca tranquilidad y podrían proporcionar más tensión en mercados sensibles. El temor por la escasez de reservas, la probabilidad de mayores controles y las dudas crecientes acerca de cómo afrontar la crisis de una economía en estado muy precario sin involucramiento pleno de cada una de las partes de la coalición; no son buenos indicios de cara a la magnitud de los desafíos que se presentan.
Luego de dos días donde disminuyó el ritmo de salida de argendólares, el miércoles 13 volvieron a caer en torno a u$s 60 millones. No queda claro aún si la caída refleja salida de depósitos por temor de ahorristas o son producto de la necesidad de pagos de importaciones que el Estado Nacional ha trabado con las nuevas normas. Esto podría haber llevando a las empresas a usar dólares propios para pagar sus importaciones a la espera de reponerlos en algún futuro. Tema a monitorear.
