Global. Hoy se conocieron los datos de inflación de febrero de Estados Unidos. En esta ocasión, el índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), la medida de inflación preferida por la FED se mantuvo en 2,5% interanual en febrero, en línea con las expectativas y con lo visto en enero, mientras que la inflación core, que no pondera energía ni alimentos, subió a 2,8%, superando las previsiones y reflejando presiones persistentes. En términos mensuales, el PCE general aumentó 0,3% y el núcleo 0,4%, lo que sugeriría que, aunque la inflación general estaría por ahora contenida, las tensiones en la núcleo podrían dificultar la convergencia al objetivo del 2% anual de la FED.
En paralelo, los ingresos personales aumentaron en 0,8% en febrero, impulsados por mayores transferencias corrientes del gobierno y mejoras en la compensación de empleados, mientras que el ingreso personal disponible (DPI) se incrementó en un 0,9% y el gasto en consumo personal (PCE) creció 0,4%, con subas tanto en bienes como en servicios. Estos podrían ser argumentos para que la FED mantenga restrictiva la política monetaria, dado la aparente fortaleza en el consumo y la falta de progreso (entendido como descenso) en la dinámica inflacionaria. La repercusión sobre los mercados es notable, sobre todo con las percepciones del consumidor en caída y las perspectivas a futuro inflacionarias en alza, además de la incertidumbre suscitada a partir de una potencial guerra comercial desatada por los nuevos aranceles de Trump, con los principales índices bursátiles, el S&P, Nasdaq y el Dow Jones cayendo bruscamente, con retrocesos del 1,97%, 2,7% y del 1,7% respectivamente.
Adicionalmente las tasas de los bonos a 10 y 2 años del Tesoro de Estados Unidos comprimieron significativamente a 4,25% y a 3,91% respectivamente, y los contratos de futuros de oro quebraron la barrera de los 3.100 dólares por onza, mientras que el VIX, la medida de “miedo” del mercado, aumentó en 15,84%.
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