Por otro lado, el PPI de Estados Unidos cayó un 0,4% mensual en marzo, sorprendiendo al mercado, que esperaba un alza del 0,2%. Se trata de la mayor baja desde abril de 2020, tras incrementos del 0,1% en febrero y del 0,6% en enero. En términos interanuales, el índice avanzó un 2,7%, mientras que la medición subyacente (excluyendo alimentos, energía y servicios comerciales) aumentó apenas 0,1% mensual y 3,4% interanual. Más del 70% de la caída mensual se explicó por los bienes finales, que retrocedieron 0,9%, arrastrados por una caída del 4,0% en la energía, destacando una fuerte baja del 11,1% en el precio de la nafta, aparte de una baja del 2,1% en alimentos. En contraste, los bienes finales excluyendo alimentos y energía subieron 0,3%, con aumentos notables en productos como acero laminado (+7,1%) y electricidad residencial. Por el lado de los servicios, los precios también bajaron (-0,2%), liderados por una caída del 0,7% en márgenes comerciales y del 0,6% en transporte y almacenamiento. Esta fuerte baja del PPI, a diferencia de los usual, en esta ocasión podría ser tomada como una mala noticia dado que eleva la preocupación por la debilidad en la demanda agregada y presiona las expectativas de márgenes empresariales. En el marco del contexto ya mencionado estos datos podrían señalar a un enfriamiento más abrupto de la economía, lo que podría condicionar el accionar de la FED durante su próxima reunión a principios de mayo.
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