Global. La inflación en la eurozona mostró en agosto una leve aceleración al 2,1% anual, frente al 2,0% de julio, mientras que la inflación core se mantuvo estable en 2,3%, lo que refleja cierta persistencia en las presiones de fondo. Por componentes, la suba estuvo explicada por alimentos, alcohol y tabaco (3,2% vs. 3,3% en julio), junto con servicios que desaceleraron al 3,1%, su ritmo más bajo desde marzo de 2022, y una caída más moderada de la energía (−1,9% vs. −2,4% en julio). La lectura consolida la visión de que el Banco Central Europeo mantendrá sin cambios la política monetaria en septiembre, ya que la inflación general permanece apenas por encima del objetivo de 2% y los riesgos actuales no justifican nuevos ajustes. En línea con esto, Isabel Schnabel, miembro del Consejo del BCE, remarcó que la economía de la eurozona se mantiene más resistente de lo esperado y que la postura vigente es adecuada, salvo que surjan amenazas a las expectativas de inflación a mediano plazo.
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